Cayó en mis manos hace poco el poemario De la palma al cerezo, Poesía reunida 1982-2014 de Ángel L. Montilla Martos publicado por el Centro Cultural de la Generación del 27. ¡Y me ha encantado! Su título alude a la palma de su Andalucía y al cerezo del Japón que parece atraerle.
Como dice en su introducción José Luis González Vera, este autor ha sido relegado por otros, por los nombres de manual que se pregonan una y otra vez en la escuela seleccionados a veces por encajar en las modas, los concursos, los negocios, las críticas, las antologías…; e invisibilizado por la eclosión de escritores que “el huracán tecnológico” ha acrecentado. Pero si por esto y por su escasa dedicación a la vida pública su obra ha pasado desapercibida, su talento y su musicalidad se observan a lo largo de toda esta antología cronológica suya, que abarca más de treinta años.
Y es que Ángel Luis Montilla Martos se caracteriza por una voluntad de estilo que lo distingue de otros, parece un autor que conforme pasa el tiempo gana en sobriedad y hace gala de una elegancia nipona que capta la esencia a modo de fotograma. Cercano al haiku, a la greguería, a los aforismos y al epigrama, sus imágenes fluctúan entre la profundidad del humor, las vueltas de tuerca que rasgan las máscaras de los tópicos y lo surrealista, entre lo enigmático y lo diáfano (uno de sus poemas se titula Elogio de la simplicidad). Amante de las aliteraciones y de las paradojas, imitador de lo popular y de los metros cultos, este poeta completa sus propias producciones con las abundantes citas que encabezan acertadamente algunos de sus poemas o introducen sus poemarios.
Y para muestra un botón:
(Suerte de varas)
Epigrama al río Guadalmedina
El tiempo se estanca en tus escombros
con esa desértica obstinación
de no querer dar en la mar.
Catástrofe feliz:
Viva la muerte
quise decir la única
forzosa solidaridad.
Retórica obrera:
Amasando antítesis,
fermentando paradojas,
calentando símbolos.
En las noches oscuras
hacen pan blanco
los panaderos.
Ando yo ya sospechando
que el verso libre nació
allá por los años 20
de una mala traducción
Hay quienes buscan el oro,
hay quien persigue la fama
y son legión los que anhelan
morir de viejo en su cama.
En el poemario Múltiplos de uno de 2003 hace un alarde de metapoesía, como en sus Ocios elementales que recuerdan a las Odas elementales de Neruda; o en el que, por medio de una alegoría futbolística, se hace la retransmisión de un «partido» a semejanza de Lope de Vega y su Un soneto me manda hacer Violante, en que elabora uno (sobre el que hace luego otra versión).
Además, aquí hay un apartado titulado Artes adivinatorias (casi el mismo título de un poemario que yo publiqué años atrás) en el que aparecen algunos tan curiosos, y que sugieren la capacidad del autor de crear vocabulario nuevo como: Ornitomancia, Capilomancia, Quiromancia, Cartomancia, Posomancia, Sideromancia, Verbomancia, Oniromancia. O como Circofobia, Hipofilia, Helicofilia o Sopofobia.
En algunos poemas hace un alarde de perspectivismo al ceder la palabra a personajes literarios clásicos. Y nos hace preguntarnos si su historia, tal y como ha trascendido, sería fiel a la personalidad de cada uno de haber podido cobrar vida: Orfeo relata su descenso a los infiernos. Dos soldados conversan en el bajo vientre del Caballo de Troya, Edipo confiesa sus móviles o Ulises monologa en la playa de Ítaca.
Sus poemas lo mismo rinden tributo a la cultura clásica que al cine o la música. Así, unos nos recuerdan a Las cuatro estaciones de Vivaldi (Consagración de la primavera, Consagración del verano y Consagración del otoño), otros aluden al cine (My Fair Lady, 007, La vida de Bryan, Clint Eastwood, Apocalipsis Now, Grease, Western, 2001, una odisea de espacio). El ángel exterminador hace una especie de homenaje al Buñuel de Un perro andaluz. Y es que en su obra rastreamos sus múltiples lecturas y referentes culturales:
- Su poema titulado Poética doméstica nos recuerda al Cubo de basura de Rafael Morales.
- A Machado ofrece esta especie de homenaje y refutación de unos versos suyos por medio de los parónimos pesa y pasa:
Todo pesa, nada es le ve,
porque lo nuestro es pesar,
pesar dejando una huella
que nadie investigará
- Y en su poema A propósito de la historia de la literatura por medio de estrofas de 4 versos hace toda una confesión de sus filias poéticas.
Del poemario Múltiplos de uno de 2003 es, por ejemplo, este poema que juega con las palabras y, no sé muy bien por qué, me hace pensar en el José Hierro de Después de todo, todo ha sido nada:
Como mástil sin bandera
desnudo y sin cordaje
pulido por el viento
regado por el ocre
orín intermitente
de perros y borrachos,
como un palo idiota,
harto de ser lo
que está siendo,
como un uno,
que por mucho
que se eleve
al cuadrado
o al rectángulo
del estandarte,
seguirá siendo solo un uno, un uno solo,
más solo
que
la
una.
De su poemario titulado A propósito (de 2013 también), prodigio de contención y sugerencia, son estos tres versos, con los que es capaz de construir toda una narración (igual que hiciera Monterroso en su famoso microrrelato de El dinosaurio de):
Dijo el azar al destino:
“Permíteme que yo escoja
para Edipo otro camino”.
Pero sobre todo me gusta porque siento una conexión especial con su pensamiento y su modo de expresión, al utilizar imágenes muy cercanas a otras mías. Leerlo es asomarme a un Déjà vu. Leerlo es reconocerme como su alter ego o mi alma gemela.
Por ejemplo, yo hace tiempo también compuse un soneto en el que cada uno de sus versos era de otros poetas (cuya autoría recogía debajo), justo lo que parece hacer él con Retrato collage del poeta.
Por ejemplo, reconozco algún poema mío (como el de El despertar del gallo o Antiaforismo) en alguno de los suyos:
El insomne siempre encuentra
un grifo en la noche
que gotea.
Lo bueno, si breve, bueno. Y,
si es malo, tienes al menos
más ocio para el consuelo.
Además, gusta de subvertir las obras maestras, de trastocar lo oficial, de aludir a los tópicos como en Vanitas vanitatum, de buscar las paradojas y a veces se instala en el puro juego (todo ello de mi agrado) como en este poema:
—¿Quién eres? —Soy una copla
—¿Cuánto mides? —Treinta y dos
sílabas en cuatro versos,
una rima y se acabó.
Y es el vivo ejemplo de la grandeza de lo sencillo, la poesía como un método indagatorio que no soluciona pero nos hace reflexionar:
No te engañes: el poema
nunca te da la solución
solo plantea el problema.
Y sus poemas no se limitan a la socorrida y manida Historia, sino que le pone los puntos sobre las íes, para interrogar a los callados inmersos en la intrahistoria, y criticar lo que trasciende pero no siempre representa la realidad:
Dime, culebra parlante,
aquel día en el Edén,
el engaño de la fruta
¿no fue una idea de Él?
Una lectura indispensable que se deja beber a sorbitos y de una atacada, cualidad poco usual en la poesía. Su pormenorizado índice es una constatación más del trabajo bien hecho.
PARA SABER MÁS:
https://fernando-sabido-andalucia.blogspot.com.es/2011/02/256-angel-luis-montilla-martos.html.
http://www.aforolibre.com/entrevistas/entrevistas-literatura/hablamos-angel-l-montilla-martos-1598