UNA VIRTUD DEMOLEDORA

Hay principios y principios. Supongo que compartamos que no todos los valores de una sociedad son igual de morales e importantes. Y que luchar por ellos está bien, muy bien. Pero esto no debe suponer subvertir otros de largo calado y un poco de modé hoy en día. La cortesía quizá sea una virtud de segunda clase, incluso un mal menor con que oponerse a males mayores. En cualquier caso, la cortesía es un modo de comportamiento del que no podemos claudicar.

Los libros de etiqueta y reglas sociales dan buena cuenta de los avatares que ha sufrido la comunicación no verbal en relación a los modales que se imponen y rigen en sociedad… Los primeros testimonios del Occidente cristiano se crean “ad usum Delphini (para la educación de los príncipes). Después serán la corte, la poesía trovadoresca y los libros de caballerías los impulsores de modelos. Baltasar de Castiglione recoge el ideal de hombre palaciego en El cortesano. En 1530 aparece De civilitate morum puerilium de Erasmo, especie de manual escolar que extiende las buenas maneras a la burguesía, al tiempo que en contrapartida ciertos nobles defienden los modales naturales frente a los férreos e influyen en el Siglo de las Luces y en el Romanticismo. Durante el siglo XX, las dos guerras mundiales y la liberalización de las costumbres relegan estos temas, si bien buena parte de la población sigue ciertos convencionalismos y las capas más altas de la sociedad se apegan a modales ostentosos sobre todo en sus tradicionales ceremonias.

Esta casuística interminable de usos sociales ha sido designada de muy diversas formas, según explicó C. López: modales, buenas maneras, cortesía (< corte, herencia terminológica de los ideales renacentistas), buena educación (concepto más amplio y subjetivo que se sintetizaría en el respeto al prójimo), urbanidad (< urbe, que parece sumar a los buenos modales los hábitos higiénicos), etiqueta (normas decorosas y de estilo en situación, indumentaria), protocolo y ceremonial (formalidades en actos públicos y solemnes), etc. Pero todos estos nombres hacen referencia a dos hechos fundamentales: la existencia de comportamientos y gestos eminentemente culturales y comunicativos que, en definitiva, los bien educados usan con naturalidad y prudencia, a la par que olvidan los carentes de rendimiento.

Régine Dhoquois y otros autores, dado que él es el editor o compilador de varios artículos que publicó bajo el título de La cortesía. La virtud de las apariencias, encarecen dicha forma de vida. Vayan aquí unas pildoritas, citas de unos y otros que nos dan una idea de cómo no todas las apariencias son falsas ni perniciosas (quien así lo opina por creerse muy sincero, no hace sino una caricatura de la realidad), de cómo simulando se aprende a ser verdadero, de cómo aportan un ingrediente que hace la vida más placentera y las relaciones interpersonales más eficientes. La cortesía se convierte en el semáforo de las relaciones humanas y se pierde, de hecho, cuando la sociedad esconde prejuicios clasistas, racistas, dictatoriales… o hábitos verbal o físicamente agresivos. Por eso, en esta época de malos modales, discusiones sin argumentos, gritos e insultos, grandilocuencia falaz y accesos de locura que difícilmente puede justificar el estrés o las fobias, me parece interesante hacer una paradita en el camino y descansar muellemente en las clarividentes ideas de estas personas:

1-Julia Kristeva en “El ritual galante”:

  • Todos nos creemos el ombligo del universo… Invadimos fácilmente el territorio del otro.
  • (Al ser en nosotros fundamental) la pulsión de muerte, la agresividad y el odio, hay que pasar por cierto aprendizaje, por la prohibición.
  • Yo estoy muy contenta, por ejemplo, de saber cambiar una rueda, y lo hago. Pero si alguien me propone hacerlo esto no significa que me desvalorice y me considere incapaz. Demuestra que me hace un ‘regalo’ y en este caso, nos encontramos no en una relación de utilidad sino en una relación de seducción o de erotismo, o de gratificación. Desear la igualdad a toda costa en todos los campos es soñar con una sociedad monovalente, quizá totalitaria al revés.

2-Dhoquois en el artículo “Bajo contrato”:

  • Cortesía y derecho se reúnen en el deber-ser. En ambos sistemas de normas, no se trata de creer en una verdad superior. Se trata de conformarse a normas que hacen posible e incluso agradable la vida en sociedad. En ambos casos, la obediencia a las normas es el resultado de un aprendizaje. En ningún caso es natural.

3-Moto Miho:

  • La cortesía es una violencia que se hace a la violencia.

4-Jean Dulce:

  • Al igual que la elegancia, la cortesía debe pasar desapercibida.

5-Henri Bergson:

  •  (La cortesía es la) elegancia de la virtud.

6-Maria Maïlat explica lo que el cuento rumano de Los dos cervatillos enseña:

  • El camino es tan importante como la meta.
  • Los sombríos abismos de la muerte acechan a los niños mal educados.
  • En Rumanía, en una sociedad en la que el igualitarismo era sólo la máscara de un totalitarismo orweliano, las buenas formas, y sobre todo la cortesía estaban cada vez más proscritas. En los años 70, un decreto presidencial de Ceaucescu prohibía formalmente la utilización de las palabras señora y señor. So pena de una fuerte multa, los ciudadanos estaban obligados a utilizar exclusivamente la fórmula camarada.

7-Eric Miension-Rigau define la cortesía:

  • Una especie de código de circulación que impone un comportamiento y que como aquél marca las balizas, las líneas que no se pueden atravesar, los pasos obligatorios y los tiempos de espera. La cortesía se muestra a la vez como primicia y premisa del diálogo.
  • La cortesía rechaza las frases cortas.

8-Para Pascal Bruckner:

  • La cortesía es una política a pequeña escala.

9-Según André Comte-Sponville:

  • Decir ‘por favor’, es hacer como si se respetara al otro; decir ‘gracias’ es hacer como si en verdad estuviera uno agradecido. Es aquí donde comienza el respeto y el agradecimiento. Así como la naturaleza imita el arte, la moral imita la cortesía (que a su vez la imita).

10-J. Hassoun recoge esta enseñanza judía:

  • Para el Talmud el criminal -‘aquel que vierte sangre’- es aquel que comete un acto de descortesía -‘hace sonrojar al otro’.

11-Según el humorista Guy Bedos, que utiliza “la cortesía de la desesperación”:

  • (La cortesía) significa superar el reflejo, aún cuando uno ame la verdad y la naturalidad, sin caer en las caricaturas de la cortesía que son la hipocresía y la mentira. La cortesía es estar siempre dispuesto a dar al otro lo que uno espera para sí en la relación cotidiana

12-Nos recuerda Marc Wetzel la opinión de Valéry:

  • La cortesía es el duvet fino del Nosotros.

Algunas citas interesantes más, no recuerdo de quién exactamente:

  • Quienes poseen la libertad interior y la capacidad psíquica de pensar toda clase de maldades contra los demás, mientras les prodigan sonrisas, gentilezas y presentes, se encuentran mucho más próximos a ser felices y apreciados; en cualquier caso más amados que aquel otro, la figura clásica del ‘cuervo’ del pueblo, que escribirá toda clase de perfidias a sus vecinos con la esperanza siempre malograda de liberar su mente de ellas.
  • La corteza del pan no se gana con la espalda.
  • Es más agradable recibir excusas que insultos, sonrisas antes que muecas, atenciones antes que indiferencia.
  • La cortesía hace su aparición en el cortejo de los valores que se nos invita a reinventar para escapar a las formas más embrutecedoras y salvajes de la exclusión.