EL RÍO BAJA SUCIO

Tras leer La piedra oscura, obra de teatro escrita por Alberto Conejero, encabezada por un prólogo muy interesante de Ian Gibson que recrea los últimos momentos de Rapún (compañero en La barraca y amante de Lorca: https://www.eldiariocantabria.es/articulo/memoria/rafael-rodriguez-rapun-gran-amor-garcia-lorca-murio-santander-1937/20180824181016049560.html) y  cuya representación creo que es magnífica, he leído El río baja sucio de David Trueba, autor de columnas que me suelen gustar bastante, en una copia promocional con unas cuantas erratas que supongo que ya hayan sido subsanadas.

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El río baja sucio se centra en dos personajes jóvenes y en un pueblo y sus alrededores, La Navilla, perteneciente a Pinares de San José, en un tiempo convulso: a los cambios familiares se une la degradación ambiental (el río contaminado, las casas horrorosamente construidas, la cantera…).

La novela se divide en nueve capítulos que van del Sábado de Pasión al Domingo de Resurrección, pasando por el Domingo de Ramos y todos los días de la semana  apellidados Santo. Cada uno de ellos comienza con lo que parece una cita bíblica: Conviene más que muera un hombre por todo el pueblo a que perezca todo el pueblo por solo un hombre encabeza el Lunes Santo.

Utiliza ese estilo moderno del diálogo inmerso en los propios párrafos narrativos sin las clásicas marcas ortográficas (rayas sucesivas o, al menos, comillas) que, solo con los verbos de lengua y los cambios en el tiempo verbal, deja constancia del trasvase de la narración a los breves enunciados directos. Voy a poner un ejemplo: Así nos podemos ver aunque mi madre venda la casa, añadí. Martín cogió una piedra y la lanzó al río sucio. ¿De verdad crees que la va a vender?

Tomás, el introvertido narrador interno protagonista, es hijo de Ana, recientemente separada, e íntimo amigo de su venerado y locuaz Martín, del que descubrimos hacia el final que cecea, sin que eso menoscabe la admiración del primero, pero sí que le haga intuir al lector que tal vez sea distinto de como lo ve el muchacho. El narrador se dirige a un lector implícito: «No hace falta que te explique aquí que cuando la gente escucha el nombre del Real Madrid ya empieza a babear». A los dos chicos les gusta hacer grabaciones con su móvil intentando imitar a Cactus14, una especie de youtuber.

Gaspar, el novio de Yolanda, la madre pintora de Martín, suele explicarles expresiones y palabras que desconocen, como la de una “expropiación por interés colectivo” para un proyecto estatal con la consiguiente “indemnización” (supuestamente a precio de mercado) a los propietarios de esos terrenos, al tiempo que les abre los ojos a la realidad. Gaspar busca cambiar el mundo movilizando a la gente por medio de críticas contra el poder y, entusiasmado, cree que una columna de opinión suya puede obrar el milagro. A él se refiere el alcalde con “forastero bienintencionado pero desinformado” y Tomás, con “un punto de inocencia bajo su barba canosa y su aire profesoral”.

Durante la Semana Santa en que Ana está desmantelando su casa de La Chopera, en la sierra, ambos chicos conocen al magnético Ros, abreviatura de su apellido, que habita la casa materna Los Rosales, algo alejada del núcleo de población, y del que se rumorea que ha salido recientemente de la cárcel. La hija de Ros, Dánae, dará pie a alusiones mitológicas.

Sus temas principales son: «las desventajas del progreso” causadas por “los depredadores de la naturaleza» o «los yonkis del cemento» y el del poder, en todas sus manifestaciones (local, a través de un ayuntamiento, regional o nacional), en gran medida sostenido por la pasividad humana frente al que se erige en salvador. Además, se alude levemente al primer amor, al despertar sexual de unos y al sentimiento de humillación mezclado con celos y posiblemente con atracción hacia el mismo sexo de otro. Y a lo largo del relato intuimos que la violencia sobrevuela los hechos, como cuando se les regala a los chicos la pistola de balines o cuando estos disfrutan haciendo falsos vídeos de tortura… Lo que destaca son las mil caras de todos los actos y cómo, sin que sea justificable en ningún caso, hay personas que se ganan a pulso la violencia que sufren.

Nos preguntamos si es lícito sacrificar una montaña a cambio de, por ejemplo, un parque acuático que atraiga turistas, revitalice la zona y limpie el río previamente ensuciado por la cantera que, por otro lado, aporta un medio de trabajo a muchas familias. Se habla de la España vacía y de la gente que se va de los lugares cuyo encanto se diezma, a menudo esgrimiendo una justificación laboral (medio censo del pueblo vive directa o indirectamente de la cantera).

La novela, más bien corta (le calculo unas 72000 palabras), de muy fácil y rápida lectura, también deja espacio para el humor, así  en la anécdota del negro fichado por el Unicaja de Málaga que llegó una Semana Santa a la ciudad y estuvo a punto de volverse a su país porque creía que los capiruchos de las procesiones escondían a integrantes del Ku Klux Klan. O las curiosidades: el parchís lo inventaron los indios en la Edad Media, el síndrome de Highlander es una enfermedad que ralentiza el envejecimiento…

En conclusión, interesante, amena y sencilla.

CITAS:

  • ¿Qué significa estigmatizar? Gaspar se volvió hacia mí. ¿Sabes cuando se marca a alguien? Por ejemplo, a los animales se los marca con un hierro candente para que todos sepan de qué cuadras son. Es como una huella visible para todos. ¿Como un tatuaje? Exacto. El estigma es la marca que te define. Y a la gente no nos puede definir una sola cosa por llamativa que sea.
  • Es fácil engañar a las madres cuando ellas quieren ser engañadas.
  • Los grandes arquitectos aprendían de los nidos de pájaros. Algunos habían imitado esas estructuras para levantar estadios de fútbol. El mérito de los pájaros estaba en hacerlo con el pico, sin maquinaria, y con ramas perfectamente ensambladas. Fabricados, además, por las hembras.
  • Hay amistades que están asociadas a un lugar. Como los amigos del equipo de fútbol o los del colegio (…). Con Martín sucedería igual. En la sierra éramos íntimos. En la ciudad, extraños. Cuando te separas físicamente de las personas, terminas por separarte del todo.
  • Su voz sonaba profunda, como esas voces que (…) cuando emiten un sonido parecen haber ido a buscarlo muy adentro.
  • Un paisaje, decía, posee la fuerza evocativa inmediata de la mejor canción, pero contiene al mismo tiempo la magnitud del árbol genealógico de toda la raza humana.
  • ¿Fascismo ? (…) sí, fascismo es creer que los problemas se resuelven de manera simple, individual. Eso es mentira, por eso los superhéroes son fascistas.
  • La gente es muy cabrona, si muestras alguna debilidad se lanza sobre ella como los buitres.
  • Alguien le había contado que si se rodea a un escorpión con un círculo de fuego acaba por picarse con su propio aguijón. Si no encuentra escapatoria, prefiere suicidarse, dijo Martín, y aparentó una cierta admiración por la fortaleza de ese animal tan orgulloso pese a su tamaño insignificante.
  • La verdad tiene muchas caras, añadió, no hay que quedarse solo con el paisaje, hay que rascar un poquito la superficie para llegar a la profundidad. Del paisaje no se come.
  • A mí me va a dar lecciones, a mí me va a amenazar, ja. Pero sonaba a desahogo en la distancia, porque bajo la simpatía arrolladora del alcalde, Gaspar no había logrado sacudirse un aire de sumisión educada.
  • En la distancia los cuerpos hablaban con claridad expresiva.
  • El mundo está hecho al revés. Las decisiones más importantes de la vida las tomas cuando no tienes ni idea aún en lo que consiste y para cuando ya tienes la experiencia, está todo decidido.
  • Muy típico, el mismo que contamina el río ahora cobra por limpiarlo.
  • Algo huele a podrido en Dinamarca . (…) Es una frase de Hamlet. De Shakespeare. Ya sabes, el gran retratista de la corrupción humana.
  • Esos tipos están especializados en hacer cosas ilegales pero que tengan la apariencia de legalidad. Y si algo no les sale o se escapa de su control, contratan a gente (…) que elimina las noticias negativas y promociona las versiones positivas. No seáis ingenuos. La gente antes se creía todo lo que salía de la tele, ahora se cree todo lo que sale por Internet. La imbecilidad ni se crea ni se destruye, solo se transforma.
  • Cuando los hormigueros se abren es señal de que no va a llover.
  • El nuevo día tiene algo de regalo por abrir.
  • Caminaba con la mirada baja, como quien no quiere tropezar, pero su atención iba más allá de las piedras del camino.
  • Ella preguntó: «¿Durante cuánto tiempo estará en vigor la muerte»? Y Él le respondió: «Mientras las mujeres sigáis engendrando».

 

 

 

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